Las metodologías de enseñanza inductiva consisten en pedir a los alumnos que hagan cosas (learning by doing) con los conocimientos antes de que se los expliquemos.
Para ello les planteamos situaciones concretas, en las que deben encontrar por si mismos una explicación, una respuesta, una solución.
El aprendizaje inductivo es activo, constructivo, creativo y obtenido mediante el ejercicio del razonamiento crítico. Por ello, las actividades de aprendizaje inductivo desarrollan competencias para el razonamiento práctico, crítico y creativo, pues nuestros alumnos aprenderán a plantear cuestiones, proponer hipótesis, recopilar y analizar datos y argumentar con lógica.
Un ejemplo de este tipo de metodología es el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP o PBL, Project Based Learning) es un método docente basado en el estudiante como protagonista de su propio aprendizaje. En este método, el aprendizaje de conocimientos tiene la misma importancia que la adquisición de habilidades y actitudes.
Según el artículo del enlace esta metodología se puede poner en práctica en diez pasos:
- Selección del tema y planteamiento de la pregunta guía.
Es necesario elegir un tema real, ligado a la realidad de los alumnos para que encuentran la motivación necesaria y puedan alcanzar los objetivos cognitivos y competenciales del curso que buscas trabajar. A continuación se debe plantear una pregunta guía que sirva para detectar los conocimientos previos sobre el tema y les invite a pensar qué deben investigar o qué estrategias deben poner en marcha para resolver la cuestión.
- Formación de los equipos.
Organizar a los alumnos en grupos de tres o cuatro personas, en los que haya diversidad de perfiles y cada uno desempeñe un rol (grupos heterogéneos).
- Definición del producto o reto final.
Es necesario plantear el producto del proyecto en función de las competencias que queramos desarrollar. Puede tener distintos formatos: un folleto, una campaña, una presentación, una investigación científica, una maqueta, etc.
Es recomendable que se les proporcione a los alumnos una rúbrica donde figuren los objetivos cognitivos y competenciales que deben alcanzar, y los criterios para evaluarlos.
- Planificación.
Los alumnos deben presentar un plan de trabajo donde especifiquen las tareas previstas, los encargados de cada una y el calendario para realizarlas.
- Investigación.
Es necesario que se les de autonomía a los alumnos para que busquen, contrasten y analicen la información que necesitan para realizar el trabajo. El papel del profesor es orientar y actuar como guía del proceso.
- Análisis y la síntesis.
Los alumnos deben hacer una puesta en común la información recopilada, para compartir sus ideas, debatir, elaborar una hipótesis, estructurar la información y buscar entre todos la mejor respuesta a la pregunta inicial.
- Elaboración del producto.
Los estudiantes deben aplicar lo aprendido a la realización de un producto que dé respuesta a la cuestión planteada al principio.
- Presentación del producto.
Los alumnos deben exponer a sus compañeros lo que han aprendido y mostrar cómo han dado respuesta al problema inicial. Es importante que cuenten con un guion estructurado de la presentación, se expliquen de manera clara y apoyen la información con una gran variedad de recursos.
- Respuesta colectiva a la pregunta inicial.
Una vez concluidas las presentaciones de todos los grupos, se debe hacer una reflexión de toda la clase sobre la experiencia e invitarlos a buscar entre todos una respuesta colectiva a la pregunta inicial.
- Evaluación y autoevaluación.
Por último, es necesario realizar una evaluación del trabajo de tus alumnos mediante una rúbrica que se les has proporcionado con anterioridad, y una autoevaluación de su trabajo, les servirá para desarrollar el espíritu de autocrítica y reflexionar sobre los fallos o errores.
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